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Una flor para el alma

Vivimos inconscientes de nuestras propias habilidades, de nuestra propia existencia. Damos por seguro todo aquello que la vida ha puesto a nuestro favor y preferimos ignorar los sucesos a nuestro alrededor, exceptuando todo aquello que nos afecta directamente. Es allí cuando nos damos cuenta que somos tan frágiles como la porcelana pero también podemos ser tan fuertes como la roca.

Ayer tuve la oportunidad de presentar un evento donde las manifestaciones artísticas, fueron el motivo que convocó a un número significativo de espectadores, en el teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob y donde por primera vez, fui testigo del trabajo teatral de Juan Diego Zuluaga. Una puesta en escena que juega con los sentidos y que muestra al espectador la posibilidad que tiene el ser humano de desarrollar sus habilidades más allá de lo que podríamos denominar “normal”.

Personaje Cero“, es el título de la presentación performática con la que Juan toca mis emociones tras sumergirme como espectador, en un mundo sonoro en el que habitan las personas que aunque carentes de la vista, logran ver con todo su cuerpo y también con el alma. Esto me hace reflexionar sobre las diferentes maneras en que como seres humanos logramos percibir la vida a través del tiempo, con independencia de cuales sean lo sentidos que desarrollamos según nuestra necesidad y sobre la importancia que damos a cada uno de ellos.

Una flor es un regalo que tanto el público asistente como yo, hemos recibido a manera de obsequio de parte de los artistas al finalizar su presentación y que mi alma ha recibido con infinita gratitud.

Alejandro Londoño

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